UNA INVESTIGACIÓN DE EL UNIANDINO
Una investigación de
el Uniandino
El Uniandino investigó casos de abuso de poder, maltrato y acoso sexual en facultades de medicina y hospitales universitarios de Bogotá, Cali y Medellín. Recogimos y documentamos 13 casos de acoso sexual y 13 casos de maltrato. Reunimos fotografías, conversaciones de WhatsApp y documentos. Además, hablamos con testigos, directivos de cinco hospitales universitarios, directivos de cinco facultades de medicina, psicólogas expertas, médicos, profesores y 52 estudiantes de medicina, principalmente mujeres.

LAS HISTORIAS

CAPÍTULO I

La letra con sangre entra

"Debes aprender que personas como tú, que hacen parte de la clase trabajadora, no deberían nunca llegar a un lugar como este. Esta universidad es para las personas de la clase líder, por eso nunca estuve de acuerdo con ese programa", le dijo el Dr. K a una becaria de Ser Pilo Paga

CAPÍTULO II

Así sucede el acoso

"La carne me atrae. Pero esos impulsos toca controlarlos, y más estando en una posición como la nuestra: la estudiante y el 'docente' [...] Llevo siete años viéndolas desfilar frente a mis ojos y créeme que no es fácil..."

CAPÍTULO III

Una comunidad en silencio

"Venimos hablando toda la vida que en los hospitales, y específicamente en el nuestro, hay profesores que son depredadores sexuales. Y sabemos quiénes son: nombre y apellido, especialidad y subespecialidad, todo el mundo sabe quiénes son"

RECURSOS PARA VÍCTIMAS

Según Ana Lucía Jaramillo, psicóloga clínica y experta en violencia y acoso sexual en contextos universitarios, algunas conductas que pueden tener los acosadores para evitar que las víctimas denuncien son: minimizar y normalizar la conducta; responsabilizar a la víctima; amenazas, incluyendo aquellas sobre su futuro profesional; desinformar sobre los mecanismos de denuncia.

SOBRE LA INVESTIGACIÓN

Hemos decidido no publicar la evidencia documental con la que contamos, como las capturas de pantalla de las conversaciones que citamos dentro del texto. A pesar de que las víctimas nos dieron su autorización para hacerlo, consideramos que podían incluir elementos que permitían ser utilizados por los doctores para identificar a quienes hablaron con nosotros. No quisimos asumir ese riesgo.